Mano a mano con Iñaki Amilivia

Conversamos sobre los ciclos de poesía, la visibilidad que éstos tienen, la fuerza de este tipo de arte y mucho más.

10 Mar 2021

Iñaki recitando
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¿De qué proyectos has participado / cuáles proyectos llevaste adelante?

Actualmente estoy como coordinador de Red Escritores UY, somos 6 gestores en el colectivo, y el 24 de marzo ya cumplimos 3 años. En estos 3 años hemos hecho varios ciclos distintos, todos con propuestas enfocadas en la poesía y literatura en general.

¿Cómo surgió este grupo de gestión?

Lo pensamos como una vía de comunicación entre colectivos buscando evitar que nuestros eventos coincidieran. Los primeros colectivos que empezamos con esto fuimos Red Escritores UY, El Club de la Labia, Somos poesía y En el camino de los perros. Más adelante se sumaron Mundial poético Montevideo, Living literario, Caramelos y pimientos, Deletreo, Slam Montevideo Uruguay, Slam Got Poetry (que es el más reciente, sólo con un par de semanas), Poeta soporta Poeta, Poesía y Vermú, y Poetas caros y vinos baratos.

La idea del grupo es mantenernos informados y conectados; ya que somos varios colectivos y hay actividades varios días a la semana, nos había pasado varias veces de tener dos eventos el mismo día (algunos incluso a pocas cuadras de distancia), y nos pareció clave poder coordinar nuestros eventos para que el público no tenga que elegir entre uno u otro.

¿Qué satisfacciones has tenido con Red Escritores UY en estos 3 años?

¡Muchas satisfacciones! El ambiente que se genera, la gente, todo… Generar algo y ver que tiene aceptación de la gente es muy satisfactorio; más si tenemos en cuenta que esto es trabajo totalmente voluntario y que uno lo hace por amor al arte, con mucha suerte a veces nos da para sacar un viático, pero la mayoría de los ciclos nos da para cubrir costos únicamente.

Hablando de costos ¿cómo se financian?

Normalmente los eventos son a la gorra, y eso nos da para recaudar algo. Otras veces conseguimos algún libro que nos regalan para poder hacer una rifa y sortearlo entre el público, pero con suerte cubrimos costos. Tuvimos la suerte de poder generar un pequeño colchón antes de la pandemia y poder sostener las actividades de este año con eso, ya que en casi todas recaudamos un poco menos de los costos.

¿Has tenido algunas desilusiones en este tiempo?

No lo llamaría desilusiones, si no tal vez pequeñas frustraciones. Por ejemplo, algún proyecto que no terminó saliendo adelante porque lo económico terminó siendo un problema. Querer producir un libro, como he estado intentando, es algo que lleva tiempo y un presupuesto grande. En general muchas editoriales no aceptan el riesgo, y la única opción que queda para los que somos emergentes es una autopublicación, lo que implica mucho tiempo y dinero que no tenemos.

Es un tema de mercado también, ¿no?

Sí, lo económico muchas veces nos limita. Acá tenemos un montón de escritores muy buenos pero que no tienen espacio en el mercado y han tenido que ir a Argentina para lograr publicar lo que escriben. Hay gente interesada, y creo que la literatura en Uruguay podría seguir creciendo si se da a conocer a más gente. El tema es el prejuicio. Nos ha tocado golpear puertas buscando lugares donde hacer nuestros ciclos y que duden; que nos digan “¿pero esto a mí de que me sirve si no viene nadie a verlo?”. Eso es un mal concepto, y por más que mostremos registros fotográficos, las dudas siguen estando. Antes de la pandemia tuvimos eventos con entre 100 y 150 personas, lo cual para nosotros es bastante y demuestra que la literatura en Uruguay tiene ganas de crecer.

¿Con qué proyecto en particular estás ahora?

Ahora estamos con Aullandole a la luna, un ciclo que hacemos en Lagomar en verano. El último será el 20 de marzo en Columbia Market a las 19:00. Es un ciclo de lectura de verano que intenta mezclar la literatura y poesía con más arte. Mientras alguien está leyendo, hay artistas plásticos en acción, música acústica sonando entre medio, y al final cerramos con un espectáculo de Rap, Rock o similar. De noviembre a marzo realizamos 5 espectáculos.

¿Qué dificultades ves que tiene la poesía o la literatura para llegar a más público?

Lo que más falta es visibilidad, hay proyectos como En el camino de los perros que fue liceo por liceo a hacer orientación poética a gurises del liceo y terminaron publicando un libro con lo escrito por gurises de entre 15 y 20 años. Eso nos demuestra que la poesía está latente en los jóvenes, que sigue vigente. ¡Hay que sacar el prejuicio de que la poesía está muerta o que no sirve para nada! Desde que existe la escritura hay registros de poesía, es muy valiosa y sanadora, muchos podemos expresar cosas por medio de la poesía que de otra manera nos sería mucho más difícil.

¿Tenés algún sueño relacionado a la poesía?

Quisiera un festival enorme de poesía, onda un Montevideo Rock pero de poesía. Hoy tenemos el Mundial Poético de Montevideo, en el que viene gente del exterior a participar. Me gustaría algo así pero más grande ¡y con mucho público!

¿Y un sueño relacionado a la difusión de la misma?

Quisiera que se le dé el valor que tiene el trabajo de los poetas. Ida Vitale ganó el Cervantes hace poco y no recibió reconocimiento a nivel gubernamental. Este es el premio más grande que existe a nivel de literatura en español, y creo que Ida merece ser reconocida por el país. También reconocer a Cristina Peri Rossi por su premio en Chile. Es inexplicable y muy doloroso que esto siga pasando, que no se valore el esfuerzo y el talento, y sueño con que esto cambie.

Contanos de una propuesta que creas merece una oportunidad para ser conocida.

Te voy a nombrar unas cuantas: la primera es el Mundial Poético de Montevideo, que merece ser conocida por el espacio en donde se presenta (el año pasado fue en un museo), la visibilidad que le da a los poetas, y el esfuerzo que implica ya que trae poetas de afuera.

Somos poesía, otra hermosa propuesta, es para mí “la resistencia poética ante las injusticias del mundo y la sociedad”. Es un espacio generado por gente muy joven que transmite seguridad y amplifica el arte, además de expresar un montón de cosas políticas a través del él.

Otra propuesta que me gusta mucho es Poeta soporta poeta. Hay que ir a vivirlo porque es todo una experiencia en sí. Un poeta lee mientras otro lo está soportando físicamente. Involucra mucho cuerpo y emoción. Repito, hay que vivirlo. Está muy bien gestionado y es muy creativo. Si tenés dudas sobre si te gusta la poesía o no, te recomiendo ir a este espectáculo.

Slam Montevideo es otra propuesta que me encanta. En un formato competitivo tenés hasta tres minutos y medio para exponer tu texto y competir contra otros poetas, mientras un jurado está decidiendo el resultado. La competitividad aporta mucho, cada poeta está dando todo en la lectura para llegar a lo máximo que puede.

Si eligieras unos versos para tatuarte, ¿Cuáles serían? ¿Por qué?

Lo he pensado muchísimo. Antes quería tatuarme los versos finales de “Táctica y estrategia” de Benedetti, porque con ese poema empecé a leer poesía. Pero ahora seguramente elegiría algún poema de Idea Vilariño, puede ser algún fragmento de “Ya no”, o de “Carta dos”, que me gustan mucho, seguro sería algún verso de esos.