Comentario - Solo para Mujeres
3 Mar 2022
En el Teatro de la Candela en Punta Carretas y a sala llena, Virginia Ramos y Gabriela Fumía se turnan el hilo conductor en los sucesivos gags de Solo para Mujeres. Con la dirección de Carlos Alejandro Muñoz, la puesta dura 90 minutos en donde la mayor parte de la coyuntura actual (incluyendo el propio nombre de la obra), se pone al servicio del humor.
Solo para mujeres es un espectáculo de sketches (o gags), que se suceden uno a otro. El formato es por definición muy flexible. Admite grandes producciones y también minimalismo. Es posible hacer un sketch con varios actores y comediantes a la vez que también se puede realizar un pequeño unipersonal. Hay casos en los que cada sketch funciona encapsulado, aislado del resto y en otros no, hay relación entre un episodio y el siguiente, hay referencias cruzadas. Lo dicho, da para hacer cosas muy distintas dentro del género.
Fuera de la descripción clínica, el espectáculo hace reír a la platea. Las comicidades se festejan a veces por empatía, otras veces por nervios y en algún caso por espanto. La interacción de ambas actrices con el público es nutrida y aunque no es invasiva (nadie de la platea sube a participar ni nada), abundan las oportunidades para que desde el escenario o a veces entre las propias filas del teatro, se pueda interactuar con las actrices.
Más allá de la barrera que separa a espectadores de artistas, a modo de único elemento escénico, permanece durante toda la puesta una mesa armada para tomar el té, con dos sillas. El té es hilo conductor tácito de la obra, casi todos lo capítulos de la puesta tienen una referencia al “tecito” que nunca se toma (quizás como referencia potente a la conversación entre mujeres). El otro elemento que conecta un gag y el siguiente son los idas y vueltas con la audiencia, que independientemente de cuándo hayan sucedido, se cuelan en la comedia de las protagonistas.
Las situaciones recorridas en los diferentes sketches son variadas y no necesariamente exclusivamente femeninas. Hay foco en las conversaciones entre mujeres en distintos escenarios, sí, pero en algún punto no están comprometidamente identificadas como causas femeninas. Por supuesto que esto tiene un rango. El primer monólogo es una reivindicación de las conquistas que han conseguido las mujeres a través del tiempo y la última escena, la de una pareja de amigas compartiendo las miserias y desventuras de sus relaciones matrimoniales. Siempre buscando la observación que nos haga reír. Entre esos dos polos, aparecen otros diálogos menos “exclusivos” de las mujeres como lo puede ser un reclamos entre vecinos, una conversación laboral o una gresca en una pareja (una pareja tradicional de marido y mujer).
Ambas actrices llevan el contrapunto de la comedia con habilidad. Sin dudas lo más saliente es la velocidad y la picardía con la que hablan con el público, mostrando mucho oficio desde la tablas. Una propuesta para reír y pasar un buen rato antes o después de la cena del sábado con un espectáculo de humor en un tono que no siempre es apto para menores, pero que en ningún momento se pasa al campo de lo grosero o lo soez
Comentario hecho por Teatrofilos