Comentario - Cuando deje de llover – Comedia Nacional
30 Abr 2022 - Por: Fernando Johann
Voy a tomarme una línea para decir que la Sala Zavala Muniz del teatro Solís es impresionante. Nada, son las cosas que creo que vamos a hacer un tiempo más hasta que nos acomodemos a la nueva dinámica uruguaya.
La obra sucede en Alice Springs. 2039. Un pez cae del cielo – todavía huele a mar. Gabriel York sabe que algo anda mal porque hace días que llueve, pero no se espera nada especial, como se enteraría luego. Las historias interconectadas de dos familias durante cuatro generaciones, entre una predicción en Londres 1959 y su resultado en Australia ochenta años después, «Cuando deje de llover» es un rompecabezas por resolver.
Esta intrincada historia de múltiples capas explora la traición, el abandono, la destrucción, el olvido, el amor y el perdón. El daño a la tierra es una metáfora del que nos infligimos unos a otros. La mesa omnipresente nos muestra nuestra religión ausente. El viaje en el tiempo de la miseria humana nos trae al proscenio lo que nos hace humanos, muy a pesar del cambio en las condiciones de contorno.
El texto original de Andy Bovell, es una pieza de realismo mágico que plantea la pregunta: ¿podemos lidiar con el daño del pasado en el futuro? Presentada por primera vez en 2008, la obra se ha vuelto cada vez más relevante a medida que el mundo se pelea de manera sistémica con el cambio climático.
Sobre el escenario vemos una puesta minimalista. O todo lo minimalista que podría ser un espacio escénico en donde varias generaciones, familias y geografías tienen que convivir en 110 minutos de obra teatral. El diseño de escenografía es práctico y dinámico. Podemos decir que resuelve el problema de la mejor manera.
Los actores, todos parte de la Comedia Nacional (salvo por un invitado), se turnan en una sucesión dinámica que no permite una construcción comprometida de los personajes, sino más bien una que requiere del espectador en carácter de guardian de las líneas de tiempo. En este sentido no hay destaques, el ensamble funciona. Las oportunidades de tensión (que a su vez dan espectro emocional al actor) son aprovechadas y el equipo, se ve, entiende lo que está haciendo. Así sin más.
Recorriendo un poco youtube (esto es una deformación profesional) para asimilar lo que en otras latitudes se ha hecho con este texto, se puede ver que se ha representado de maneras diversas, en varios idiomas y con diferentes disposiciones anímicas generales (Se trata después de todo de un marco en el final del mundo, en un tiempo lejano en el futuro… hay tiempo como para que nos comportemos diferente).
La dirección de Fernando Toja es de contemporánea a moderna, pero con un idioma del tiempo presente. La dinámica y los dramas son actuales, tanto los del pasado como los del futuro. Todos los espectadores nos exponemos a la identificación de las propias miserias, quizás pasadas y quizás no tanto, empatizando con las experiencias de los personajes. Sin embargo nos parecen foráneas, traídas de otra tierra. Sea quizás esto lo que más llamó la atención de este cronista. El marco anglosajón de la historia (y por consecuencia sus reglas y desarrollo).
Cuando deje de llover, en esta versión de la comedia nacional en el teatro Solís triunfaría en cualquier calle teatral del mundo y por eso, realmente, vale mucho la pena ir a verla.
Comentario hecho por Teatrofilos